Título: Yo soy el robot…
Autor: Leidy Béjar Olivera
Categoría: 1ro-3ro de secundaria
Colegio: San Martín de Porres
Yo soy el robot
En mi colegio construimos un robot de tamaño real para el concurso de robots que se iba a hacer en un colegio técnico. La llamamos Robotina, ya que es mujer. Ésta robot piensa como un humano, sabe de todo y es muy rápida; nos ayudaba en las tareas de matemáticas y de lenguaje.
Otro grupo de chicas también crearon un robot; pero, al parecer no les salió como pensaban, se notaba que tenían un poco de envidia respecto a nuestra robot, pues el de ellos no funcionaba, tampoco podía hablar, ni caminar.
Un día en la tarde nos reunimos en la casa de una de mis compañeras para poder entrenar a Robotina para el concurso.
Robotina era impresionante, podía leer un libro de doscientas páginas en diez minutos; sabía muchos idiomas y tenía mucha fuerza, con estas nuevas características que le aumentamos, nos ayudaba también en el curso de inglés.
Para más seguridad la guardamos en la cochera y también para que no se gastaran sus baterías.
Dos días después la volvimos a sacar para entrenar un poco más, pero nos dimos cuenta que no hacía lo que le habíamos ensenado. La conectamos a la computadora para saber que tenía.
Entonces nos dimos con la sorpresa que tenía un virus, esto había causado que se borre todo lo que tenía grabado en su memoria, además había dañado todos sus circuitos. ¿Quién o quiénes pudieron haber sido?
En ese momento recordamos…los chicos del otro grupo estaban con envidia de que su proyecto no les saliera; entonces empezamos a investigar y descubrimos que teníamos razón, ellos eran los culpables de que Robotina estuviera así.
Hicimos saber al profesor encargado este problema. El castigo que se llevaron fue que los suspendieron por una semana.
Finalmente reprogramamos a Robotina, y para más seguridad, la protegimos con un antivirus.
Fuimos al concurso de robots; debo de admitir que no estuvo nada fácil, pues había robots muy interesantes, pero en fin, no ganamos, aunque quedamos en segundo lugar. Nuestros compañeros se dieron cuenta del daño que nos causaron.