Cuento: "Yo soy el robot" de Carla Rowe Martínez

 

Título: Yo soy el robot

Autor: Carla Rowe Martínez

Categoría: 1ro-3ro de secundaria

Colegio: San Martín de Porres

 

 

Yo soy el robot

Sintió mucha pena cuando le contaron lo que sucedía. Recordó los momentos de alegría y juegos comunes compartidos en el pasado reciente. Pobre Chicarob, todo lo que debe de estar sufriendo-pensó- tan solo hace quince años atrás aproximadamente habría llegado a la casa, claro que él lo recordaba a partir de sus tres o cuatro años de edad. Recién a los seis años de edad comprendió perfectamente lo que ocurría. Hasta ese momento pensó que Chicorob no era su hermano, o era un amigo entrañable por lo menos o quizás un primo mayor de verdad. Su turbación fue mayor cuando mamá le explicó que Chicorob era muy distinto a ellos, que tenían un origen diferente, que jamás sería como ellos.

Sorprendido por esta revelación se alejó de Chicorob, desconfió de él, buscaba cualquier pretexto para evitarlo, no lo quería ver. Esta situación duró muy poco, no sólo porque Chicorob insistía en acompañarlo sino también porque la había tomado mucho cariño. Al poco tiempo vuelven a ser camaradas entrañables por siempre. Chicorob venía de muy lejos, el procedía de los valles del Oeste, donde se encontraban las más respetadas fábricas de “inteligencia artificial”. El doctor Thompson lo llevó a trabajar a su casa. Este era un brillante profesor y una mente estupenda de investigación del ya legendario y antiguo Instituto de Tecnología Legendaria I.M.P, era experto diseñando naves interplanetarias, burbujas tele transportadoras, aparatos telepáticos, autos voladores, y el más reciente invento que él hizo, un lapicero que escribe cuando tu le dices que escriba algo el mismo lapicero lo hacía.

La primera misión de Chicorob fue lo de cuidar del entonces pequeño Gonzalo, de tan sólo ocho años de edad. Fue muy paciente, acomedido e incansable guardián del niño. Nunca se enojaba, nunca se cansaba, tampoco prestaba mucha tención en algunas horas.

Ya en edad escolar acompaña al niño 9hace tiempo que ya no asistía a la escuela, es más, ya no existían físicamente) a tomar sus clases, sentados en una pantalla que dibujaban al aire, escuchando cómo los demás niños al profesor que la distancia explicaba cómo también respondía las preguntas formuladas por sus alumnos.

En época de verano se sentaban en el pórtico de la casa que giraba sobre su eje (con tan solo apretar un botón) buscando la sombre y el fresco adecuado viento como ellos querían. Gonzalo aprendió a manejar un pequeño vehículo que despegaba y aterrizaba verticalmente. Funcionaba con energía solar (las bicicletas, las motos y los autos eran cosas del pasado remoto) no ven que hablamos del futuro 2520, donde todo es más moderno que lo actual. Está bajo el crepúsculo del cuidado de Chicorob también le ensenó a escribir y leer en español, aquel idioma que hablan sus antepasados que en la segunda década del siglo XXI llegaron al país del norte del Perú.

Gonzalo se llenaba de melancolía cuando Chicorob le contaba la historia del gran país sudamericano cuando recitaban a sus poetas. Ahora entendía por qué sus papás le pusieron Gonzalo, un nombre del idioma castellano.

Esta historia ha llegado a su final, al menor para Chicorob, pensó con tristeza Gonzalo, que era como su mejor amigo, era como el hermano que nunca había tenido.

Chicorob pertenecía a la última y más sofisticada generación, pero había sido retirado de circulación, no se sabía si volvería al trabajo.

Es un robot, pensó Gonzalo, el amigo fiel de él, el que siempre lo extrañaba, todas las noches para que le regresara.

No sé si afortunadamente o desgraciadamente-agregó Gonzalo.

Porque estaba enojado porque su mejor a migo se había ido y lo dejó solo, él ya no iba a ser el mismo de antes, por que el también extrañaba a Gonzalo.

Pero Chicorob regresó en cinco años, pero con otra misión y otro niño que cuidar, pero Gonzalo se sentía celoso de que él cuidara a otro niño que no fuera él.

Pero al final se dio cuenta que no se tenía que poner celoso por él, porque él le dijo que su hermano, y su mejor amigo era Gonzalo. Así que después de un rato Gonzalo fue a abrazarlo con todas sus fuerzas.

Y Chicorob se va en el 2040 para otra misión, pero vuelve para estar con su mejor amigo Gonzalo y son felices y que lo cuida como su padre y le da mucho amor.

Luego después que vino Chicorob y se fue a la casa de Gonzalo a buscarlo, pero no lo encontró. Fue a la habitación y encontró una carta tendida sobre la cama, la leyó y unas brujas malvadas del pasado lo raptaron. Él se desesperó mucho y fue al pasado a buscarlo, fue donde todas las brujas estaban en el pueblo de Magialandia, buscó minuciosamente y lo encontró, pero lo tenían las brujas más poderosas de ese pueblo. Él trató de inventar un plan para rescatar a Gonzalo, peor tuvo mucho cuidado porque las brujas eran muy malas. Si tratabas de hacerles algo, ellas sabían qué les iba hacer. Pero como Chicorob era muy ingenioso y de último modelo se le ocurrió distraer a la brujas. El plan fue el siguiente: “él iba a distraer a la bruja más tonta que era Karen, Chicorob la distrajo, pero faltaban las más inteligentes que Karen, la bruja que no eran tan tonta ni tan inteligente que Karen, también la distrajo, pero faltaba Estonia, que era la más inteligente de todas, no la pudo engañar tan fácilmente, así que con ella tuvo mucho más cuidado, pero también lo logró.

Chicorob ya sabía dónde estaba Gonzalo, así que golpe


Ó a la bruja de Karen y como era el robot más sofisticado, se convirtió en la bruja y se hixo pasar como una de ellas, pero él seguía siendo ‘el mismo. Cuando se quedó frente a Gonzalo, se volvió otra persona. Chicorob y Gonzalo escaparon de las brujas y en su reemplazo dejaron a Karen, la bruja más tonta.

Cuando las brujas entraron al cuarto, encontraron a Karen amarrada en la silla. Las brujas empezaron a gritar y Estonia le quitó sus poderes de magia negra que tenía

Gonzalo y Chicorob regresaron a casa, sanos y salvos.

Desde ese momento el robot prometió a Gonzalo que lo llevaría al futuro y también le prometió  que nunca lo dejaría solo.

Gonzalo se puso muy feliz, ya que nunca lo abandonaría. Y fueron muy felices.

Esa fue la historia de los mejores amigos que existieron en esa época del año. Es la más valiente, lo que puede ser un amigo. Y los personajes son casi reales, pero solo fueron cambiadas algunas cosas.

Fue cuando me levanté y empecé a escribir todo lo que había sonado.